EEUU destruye otro barco de drogas mientras investigan crímenes de guerra

El ejército estadounidense realiza su 22° ataque contra un barco de drogas, matando a cuatro personas, mientras una investigación del Congreso sobre un incidente de septiembre que algunos califican de crimen de guerra se intensifica tras ver imágenes clasificadas.

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Nuevo ataque en el Pacífico mata a cuatro mientras investigación del Congreso se intensifica

El ejército estadounidense ha llevado a cabo su ataque número 22 contra un presunto barco transportador de drogas en el Pacífico oriental, matando a cuatro personas a bordo según el Pentágono. Esta última operación, parte de la Operación Southern Spear, se produce mientras la crítica bipartidista se intensifica por un controvertido incidente en septiembre en el que el ejército realizó acciones de seguimiento contra supervivientes de un primer ataque, lo que algunos legisladores califican como un posible crimen de guerra.

La Operación Southern Spear se intensifica

Desde principios de septiembre de 2025, la administración Trump ha llevado a cabo al menos 22 ataques contra barcos en el Pacífico oriental y el Caribe, resultando en al menos 87 muertes según funcionarios militares. Las operaciones se centran en lo que el gobierno denomina organizaciones 'narco-terroristas', con el presidente Trump designando a los principales cárteles de la droga como organizaciones terroristas extranjeras para justificar la campaña militar.

El Secretario de Defensa, Pete Hegseth, es un firme defensor de las operaciones y publicó recientemente en redes sociales: 'Otro barco narco hundido.' Sin embargo, este enfoque ha recibido fuertes críticas tanto de observadores nacionales como internacionales que cuestionan su legalidad y ética.

Las investigaciones del Congreso se profundizan

La controversia alcanzó un punto crítico esta semana cuando los legisladores vieron un video clasificado del incidente del 2 de septiembre. Según múltiples informes, un segundo ataque con misiles se dirigió contra supervivientes que intentaban recuperar su barco, después de que un primer ataque hubiera incapacitado un presunto barco de drogas.

El congresista demócrata Jim Himes, que vio las imágenes, declaró: 'Esto fue lo más perturbador que he visto. Dos personas que claramente estaban angustiadas junto a un barco destrozado fueron asesinadas por Estados Unidos.'

El senador republicano Tom Cotton defendió la operación y dijo a los periodistas: 'Vi a los supervivientes seguir intentando enderezar su barco lleno de drogas frente a Estados Unidos para poder seguir luchando.'

Las preguntas legales y éticas se acumulan

Expertos en derecho internacional han expresado graves preocupaciones sobre las operaciones. Los Convenios de Ginebra prohíben los ataques a combatientes 'heridos, enfermos o náufragos', y los críticos argumentan que el segundo ataque a los supervivientes podría violar estas protecciones.

Según informes de CBC News, tanto los comités del Senado como de la Cámara de Representantes para las Fuerzas Armadas han abierto investigaciones bipartidistas sobre los ataques. Legisladores de ambos partidos han expresado su preocupación de que las operaciones constituyan 'ejecuciones extrajudiciales' que eluden los procesos legales normales.

La defensa del gobierno

La administración Trump mantiene que todas las operaciones son legales y necesarias para proteger a los ciudadanos estadounidenses del narcotráfico. Los funcionarios afirman que designar a los cárteles de la droga como organizaciones terroristas proporciona autoridad legal para la acción militar bajo la Autorización para el Uso de la Fuerza Militar de 2001.

Sin embargo, como informa UPI, los ataques han tensado las relaciones con aliados como Colombia y el Reino Unido, que supuestamente han limitado el intercambio de inteligencia con Estados Unidos debido a la preocupación por las operaciones.

¿Qué viene ahora?

Con audiencias en el Congreso previstas para las próximas semanas y el gobierno anunciando planes para expandir las operaciones al territorio venezolano, la controversia no muestra signos de disminuir. La pregunta fundamental sigue siendo: ¿Pueden justificarse los ataques militares contra presuntos traficantes de drogas en aguas internacionales tanto bajo la ley estadounidense como internacional, o representan una peligrosa expansión del poder ejecutivo que socava normas legales de larga data?

Como dijo un alto funcionario militar a CNN: 'Estamos operando aquí en aguas legales desconocidas. Cada ataque crea nuevos precedentes y nuevas preguntas sobre dónde debe trazarse la línea.'

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