El proyecto ITER ha completado su sistema magnético masivo, un componente clave para contener plasma en el reactor de fusión experimental más grande del mundo, acercando el sueño de energía limpia e inagotable.

El proyecto ITER ha completado la construcción del sistema magnético pulsante más grande y potente del mundo, un avance significativo en la investigación de fusión nuclear. Este sistema es crucial para contener el plasma extremadamente caliente en el reactor y evitar que funda los materiales circundantes.
La fusión nuclear, el proceso que alimenta al sol, implica la combinación de núcleos atómicos ligeros bajo condiciones extremas para liberar cantidades masivas de energía. ITER, ubicado en el sur de Francia, es un esfuerzo internacional para demostrar la viabilidad de la energía de fusión. El proyecto involucra a más de 30 países, incluidos la UE, EE. UU., China y Rusia.
El sistema magnético consta de siete imanes superconductores, con un peso combinado de casi 3.000 toneladas, capaces de generar campos magnéticos cientos de miles de veces más fuertes que el de la Tierra. Estos imanes se enfrían casi hasta el cero absoluto para lograr superconductividad, permitiéndoles transportar corrientes enormes sin pérdida de energía.
ITER busca demostrar que la fusión puede producir más energía de la que consume, con un objetivo de salida de 500 megavatios a partir de una entrada de 50 megavatios. Aunque no es una planta de energía en sí, el éxito de ITER podría allanar el camino para reactores de fusión comerciales para las décadas de 2040 o 2050, ofreciendo una fuente de energía casi inagotable y limpia.