El Louvre cierra por huelga de personal: descontento laboral

El Museo del Louvre en París cerró tras una huelga de 400 empleados debido a malas condiciones laborales, falta de personal y problemas salariales, tras robos recientes y crisis de infraestructura.

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Museo de París cerrado tras acción de huelga

El Museo del Louvre en París, el museo más visitado del mundo, tuvo que cerrar sus puertas el 15 de diciembre de 2025 porque aproximadamente 400 empleados se declararon en huelga en protesta por el deterioro de las condiciones laborales, la falta de personal y los salarios estancados. La votación unánime del personal de los sindicatos CFDT y CGT dejó a miles de turistas decepcionados fuera de la icónica entrada de la pirámide de cristal durante lo que debería ser una de las épocas más concurridas del año.

'La gente viene a París para visitar museos,' dijo un portavoz del sindicato CGT. 'El número de visitantes aumenta, los precios suben porque todo es más caro, pero los salarios y el número de empleados no siguen el ritmo. Entonces, naturalmente, se llega a un punto de ruptura como hoy: un día de ira.'

Tensiones crecientes y negociaciones fallidas

La huelga se produce tras conversaciones fallidas la semana pasada entre representantes sindicales y la ministra de Cultura francesa, Rachida Dati. Los trabajadores exigen nuevas contrataciones de personal para abordar el grave hacinamiento y los problemas de seguridad, mejores condiciones laborales, presupuestos estables y una dirección que 'realmente escuche al personal.' El Louvre suele recibir unos 30.000 visitantes al día, pero según los representantes sindicales, el museo lleva años funcionando con personal insuficiente.

'Esto es una de esas cosas que esperas con ilusión,' lamentó un turista estadounidense que fue rechazado en la entrada. 'Es una de esas experiencias vitales con las que sueñas.'

Un museo en crisis

El momento de la huelga no podría haber sido peor para el Louvre, justo antes de la temporada navideña y apenas dos meses después de un impactante robo a plena luz del día en el que unos ladrones se llevaron 88 millones de euros en joyas de la corona. Investigaciones posteriores revelaron graves fallos de seguridad en el museo.

El mes pasado, valiosos libros y obras de referencia arqueológicas resultaron dañados por una fuga en el sistema de calefacción, a pesar de los conocidos problemas con las tuberías envejecidas que debían repararse el año próximo. El arquitecto del Louvre, François Chatillon, admitió durante una audiencia parlamentaria el mes pasado que el edificio se encuentra en mal estado, según informó el periódico francés Le Monde.

Problemas de infraestructura a largo plazo

La directora del museo, Laurence des Cars, ya había advertido al gobierno en un controvertido memorando en enero sobre fugas, problemas de sobrecalentamiento y una experiencia de los visitantes en declive. En respuesta, el presidente francés Emmanuel Macron anunció un plan de renovación que se espera que cueste entre 700 y 800 millones de euros. El proyecto 'Nouvelle Renaissance' tiene como objetivo abordar graves problemas de infraestructura y mejorar la capacidad para recibir hasta 12 millones de visitantes al año.

El Louvre, ubicado en el histórico Palacio del Louvre, construido originalmente en los siglos XII-XIII bajo Felipe II, contiene aproximadamente 500.000 objetos y exhibe 35.000 obras de arte distribuidas en ocho departamentos curatoriales. Como el museo más visitado del mundo con 8,7 millones de visitantes en 2024, la actual crisis subraya los desafíos más amplios a los que se enfrentan las instituciones culturales para equilibrar la conservación, la experiencia del visitante y el bienestar de los trabajadores.

Implicaciones más amplias para las instituciones culturales

La huelga en el Louvre refleja las crecientes tensiones en los museos de todo el mundo mientras luchan contra el aumento del turismo pospandémico, la infraestructura obsoleta y las demandas del personal. Con la plantilla de 2.200 personas del museo, incluido personal de seguridad, conservadores, científicos y documentalistas que expresan un descontento generalizado, la situación subraya cómo incluso las instituciones culturales más prestigiosas deben enfrentar los desafíos laborales modernos.

Mientras continúan las negociaciones entre los sindicatos y la dirección, el cierre sirve como un recordatorio contundente de que, detrás de las obras de arte y las maravillas arquitectónicas de fama mundial, las personas que mantienen y protegen estos tesoros merecen condiciones laborales sostenibles y una compensación justa. La resolución de esta disputa probablemente sentará precedentes para otros grandes museos que enfrentan presiones similares.

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