
Estrategia innovadora contra la caza furtiva
Investigadores de la Universidad de Wits en Johannesburgo han lanzado una iniciativa revolucionaria para combatir la caza furtiva de rinocerontes mediante la inyección de isótopos radiactivos en sus cuernos. Este enfoque nuclear busca hacer los cuernos detectables en los controles fronterizos cuando los traficantes intenten comerciar con ellos internacionalmente.
El Proyecto Rhisotope
Tras seis años de pruebas, el Proyecto Rhisotope ha entrado en fase operativa. El procedimiento implica sedar a los rinocerontes, perforar un pequeño agujero en sus cuernos e insertar una sustancia radiactiva cuidadosamente medida. Según los líderes del proyecto, este método protege eficazmente a los rinocerontes sin poner en riesgo su salud.
Colaboración internacional
El proyecto es una colaboración entre la Universidad de Wits y la Universidad de Gante en Bélgica, donde los investigadores monitorearon la salud de 20 rinocerontes durante la fase piloto. Las evaluaciones médicas confirmaron que el procedimiento no representa un peligro para los animales. Pruebas de detección con cuernos falsos identificaron el material radiactivo incluso en contenedores marítimos sellados.
Infraestructura de seguridad global
La iniciativa aprovecha los detectores de radiación ya instalados en aeropuertos y puertos marítimos de todo el mundo, diseñados para fines de seguridad. El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) apoya el proyecto, con su director Rafael Mariano Grossi destacando cómo la ciencia nuclear puede abordar desafíos globales de conservación.
Crisis de caza furtiva en Sudáfrica
La caza furtiva de rinocerontes sigue siendo grave en Sudáfrica, impulsada por la demanda en mercados asiáticos donde los cuernos son valorados como símbolo de estatus y usados en medicina tradicional, a pesar de la falta de evidencia científica sobre sus propiedades medicinales. Solo en el primer trimestre de 2025, 103 rinocerontes fueron asesinados.
Contexto histórico
Las poblaciones de rinocerontes han disminuido catastróficamente de aproximadamente 500,000 hace un siglo a solo 27,000 en la actualidad. Los conservacionistas esperan que el marcado radiactivo disuada a los cazadores furtivos que arriesgan transportar material detectable.