
Conflicto mortal en el sur de Siria
Al menos 594 personas han muerto en la reciente violencia entre milicias drusas y combatientes beduinos en la provincia siria de Sweida, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (SOHR), con sede en el Reino Unido. Este conflicto marca una de las escaladas más sangrientas desde que el nuevo gobierno sirio asumió el poder tras la caída del régimen de Assad.
Distribución de víctimas
El SOHR informa que las víctimas drusas incluyen 146 combatientes y 154 civiles, de los cuales 83 civiles fueron ejecutados por tropas gubernamentales. Las milicias beduinas perdieron 18 combatientes, mientras que también murieron 257 empleados del gobierno y 3 civiles beduinos. Los drusos, una minoría religiosa con raíces en el islam chiíta, representan solo el 3-4% de la población siria pero tienen comunidades fuertes en Sweida y en los Altos del Golán ocupados por Israel.
Causas del conflicto
Las tensiones prolongadas entre drusos y beduinos por derechos de agua, conflictos de tierras y control del tráfico de captagón, una anfetamina sintética producida a gran escala en Siria, se agravaron tras el secuestro de un comerciante druso de verduras. El captagón se ha convertido en una fuente importante de ingresos para grupos armados durante la prolongada guerra civil.
Implicación del gobierno y la región
El presidente interino sirio, Sharaa, envió tropas gubernamentales para detener la violencia y prometió protección para las minorías religiosas. Israel lanzó ataques aéreos contra el Ministerio de Defensa sirio en Damasco, donde según el SOHR murieron 15 funcionarios. El primer ministro israelí, Netanyahu, declaró que los ataques tenían como objetivo proteger a las comunidades drusas y evitar la consolidación militar siria cerca de la frontera israelí.
Contexto político
En un discurso televisado, el presidente Sharaa condenó los "intentos de desestabilización" israelíes mientras prometía justicia para las víctimas. Su pasado yihadista en grupos relacionados con Al-Qaeda ha generado desconfianza entre las minorías, a pesar de sus promesas de protección. Este conflicto pone a prueba la capacidad del nuevo gobierno para controlar a las facciones armadas tras el cambio de poder en diciembre.
Las comunidades drusas ahora enfrentan difíciles decisiones entre la protección del gobierno sirio y las garantías de seguridad israelíes, con muchos temiendo que la violencia sectaria pueda desestabilizar la frágil transición post-Assad.