EEUU presiona a la UE sobre normas digitales en conflicto arancelario

EEUU exige que la UE flexibilice su regulación digital a cambio de reducir los aranceles del 50% sobre acero y aluminio, lo que genera un gran punto muerto comercial transatlántico. El acuerdo de julio de 2025 está bajo presión.

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Se intensifican tensiones comerciales transatlánticas sobre regulación digital

Washington exige que Bruselas revierta su innovadora regulación digital a cambio de reducir los aranceles punitivos del 50% sobre las exportaciones europeas de acero y aluminio, lo que genera un gran punto muerto en las relaciones comerciales transatlánticas. El conflicto surge apenas meses después de que la UE y EEUU alcanzaran un supuesto acuerdo comercial estabilizador en julio de 2025.

El núcleo del conflicto: soberanía digital versus acceso comercial

El secretario de Comercio de EEUU, Howard Lutnick, vinculó explícitamente los dos temas durante reuniones recientes de alto nivel en Bruselas y dijo a los ministros de comercio de la UE que Washington solo consideraría reducir los aranceles de acero y aluminio si la UE flexibiliza su marco regulatorio digital. 'Si los ministros pueden llegar a ese enfoque equilibrado, que creo que pueden, entonces nosotros, junto con ellos, abordaremos los temas de acero y aluminio,' dijo Lutnick después de la reunión.

La posición estadounidense representa una escalada significativa en lo que ya eran tensiones latentes de larga data sobre el Acta de Servicios Digitales y el Acta de Mercados Digitales de Europa. Esta regulación, dirigida a crear mercados digitales más justos y proteger a los consumidores, ha afectado particularmente a gigantes tecnológicos estadounidenses como Google, Apple, Amazon y Meta.

Acuerdo de julio bajo presión

El acuerdo del 25 de julio entre la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente estadounidense Donald Trump pretendía restaurar 'estabilidad y previsibilidad' en el comercio transatlántico. Las disposiciones clave incluían aranceles del 15% para la mayoría de las exportaciones de la UE, aranceles cero o casi cero en aviones y recursos naturales, y un esfuerzo conjunto para proteger los sectores de acero y aluminio de la competencia desleal.

Sin embargo, la implementación ha sido lenta y controvertida. El acuerdo aún espera la aprobación del Parlamento Europeo, y ambas partes continúan insistiendo en concesiones adicionales. 'Nos damos cuenta de que todavía tenemos mucho trabajo por delante, especialmente en el área de acero y derivados, donde estamos tratando de reducir los aranceles y abordar conjuntamente el exceso de capacidad global,' dijo el comisario europeo de Comercio, Maroš Šefčovič.

La presión digital se intensifica

Las demandas estadounidenses llegan en medio de acciones de aplicación continuas contra empresas tecnológicas estadounidenses. En meses recientes, la Comisión Europea multó a Google con 2.950 millones de euros y a Apple con 500 millones de euros por violaciones del Acta de Mercados Digitales, mientras que Meta recibió una multa de 200 millones de euros por su modelo de 'pagar o consentir'.

El representante comercial de EEUU, Jamieson Greer, expresó las preocupaciones de Washington: 'Estados Unidos ha tenido preocupaciones significativas durante años sobre el Acta de Mercados Digitales y legislación similar en la UE. A menudo, las empresas estadounidenses son afectadas casi exclusivamente, la aplicación a veces es bastante agresiva y las multas pueden ser altas.'

UE rechaza vinculación digital

Bruselas ha rechazado rotundamente la conexión entre la regulación digital y el alivio arancelario. Šefčovič enfatizó que 'nuestras leyes no son discriminatorias, no están dirigidas a empresas estadounidenses.' Agregó que la Comisión estaba dispuesta a abordar las preocupaciones estadounidenses, pero solo cuando Washington estuviera dispuesto a discutir las preocupaciones europeas sobre el acceso al mercado.

La posición de la UE refleja su compromiso con la soberanía digital. Como enfatizó un funcionario de la Comisión: 'Nuestra legislación digital soberana no está en discusión.' Esta postura coloca al bloque en una posición difícil, ya que los aranceles del acero están causando un daño económico significativo en los estados miembros.

Estados miembros sienten el dolor

El impacto económico varía dentro de la UE. El primer ministro polaco, Donald Tusk, estimó que su país podría perder alrededor de 2.000 millones de euros debido a los aranceles del 15%. El Ministerio de Economía búlgaro calculó impactos directos de 468 millones de euros con efectos indirectos adicionales de 158 millones de euros. Alemania, mientras tanto, parece más comprensiva con las preocupaciones estadounidenses sobre la regulación digital.

La ministra de Economía alemana, Katherina Reiche, abogó por menos regulaciones digitales y más implementación de IA: 'Sin la implementación de modelos de IA no habrá un futuro prometedor.' Esto sugiere una posible división dentro del bloque de la UE sobre cómo abordar el tema de la regulación digital.

Tierra común sobre China

A pesar de las tensiones, ambas partes encontraron cierto acuerdo sobre abordar el exceso de capacidad china. El ministro de Industria y Comercio checo, Lukáš Vlček, señaló: 'El punto es que podemos encontrar una solución común, porque el verdadero adversario comercial aquí es China, no Estados Unidos.'

En octubre, la UE aumentó los aranceles sobre el acero extranjero para proteger su industria de las exportaciones chinas baratas, mostrando alineación con las preocupaciones estadounidenses sobre las distorsiones del mercado global.

¿Qué viene ahora?

El punto muerto crea un delicado acto de equilibrio para los líderes europeos. Deben proteger su autonomía regulatoria mientras abordan el daño económico causado por los aranceles estadounidenses. Con el Parlamento Europeo aún por aprobar el acuerdo de julio y los estados miembros insistiendo en excepciones específicas del sector, el camino a seguir sigue siendo incierto.

Como resumió el ministro de Relaciones Exteriores danés, Lars Løkke Rasmussen: 'No solo discutimos temas bilaterales, sino también algunos de los desafíos que debemos enfrentar juntos.' Los próximos meses probarán si los socios transatlánticos pueden superar sus diferencias o si la regulación digital se convierte en el último punto de fricción en una relación cada vez más tensa.

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