Turquía fortalece su posición como potencia energética mediante acuerdos con Siria, Rusia y China, centrados en suministros de gas, energía nuclear y proyectos de energía renovable.

Con el fin del conflicto armado con el PKK, Turquía tiene ahora las manos libres para involucrarse en los desarrollos económicos de Siria. Mohammad al-Bashir, ministro interino de Energía de Siria, anunció que Damasco y Ankara han llegado a un acuerdo por el cual Turquía suministrará a Siria seis millones de metros cúbicos de gas natural diarios en un plazo de tres meses.
Esta colaboración llega en un momento crucial. Siria sigue sumida en una crisis energética debido a años de guerra, infraestructura dañada y acceso limitado a combustibles. El suministro a las centrales eléctricas será posible gracias a la construcción de un gasoducto que conecta la ciudad turca de Kilis con Alepo, en el norte de Siria. Además del gasoducto, también se están implementando iniciativas para suministrar electricidad directamente a Siria.
Turquía demuestra así su disposición a cooperar más estrechamente con su vecino en el ámbito energético. El presidente Recep Tayyip Erdogan declaró a finales del año pasado que Turquía 'hará lo necesario para reconstruir la nueva Siria'. Ankara también ha expresado interés en colaborar en la reconstrucción de la red energética siria, con especial atención a alternativas a los combustibles fósiles. Turquía ya ha logrado avances significativos en energías renovables.
Al mismo tiempo, Turquía, en colaboración con Rusia, está construyendo grandes centrales nucleares. En 2023, se inauguró la primera central nuclear del país. Turquía ya depende del gas ruso, lo que aumentará su dependencia del Kremlin. Por ello, Turquía busca mantener cálidas relaciones económicas con Moscú y, a diferencia de otros aliados de la OTAN, no participa en las sanciones occidentales contra Rusia.
La Nueva Ruta de la Seda también refuerza la posición de Turquía como puente indispensable entre Asia y Europa. A través de una ruta comercial y de transporte alternativa que conecta China con Europa pasando por Asia Central, el Mar Caspio y Turquía, el país desempeña un papel crucial en eludir a Rusia tras la invasión a gran escala de Ucrania.
Además, Alparslan Bayraktar, ministro de Energía de Turquía, mantuvo conversaciones el año pasado con Wang Guanghua, ministro de Recursos Naturales de China, para fortalecer la cooperación en minería. A principios de este año, China invirtió millones en Turquía para la instalación de sistemas de energía solar con capacidad de almacenamiento. La inversión china asciende a 244 millones de dólares. Este proyecto contribuye a los objetivos turcos de energía limpia y es un ejemplo de futuras asociaciones energéticas entre China y Turquía.
Estos proyectos encajan en la visión más amplia de Ankara, que aspira a posicionar a Turquía como un país de tránsito clave entre las regiones productoras de gas en el este y el sur y los mercados occidentales.