Acreedores y deudores globales se reúnen en Ginebra para discutir soluciones a la crisis de deuda de $11,4 billones en países en desarrollo, enfocándose en reestructuración estandarizada, apoyo climático y medidas de liquidez del FMI.

La crisis de deuda alcanza un punto crítico
Altos funcionarios financieros de más de 60 países se reunieron hoy en Ginebra para conversaciones urgentes sobre la crisis de deuda global. Las negociaciones, convocadas por la UNCTAD, tienen lugar mientras los países en desarrollo enfrentan una deuda externa récord de más de $11,4 billones, equivalente al 99% de su PIB colectivo.
Presión creciente en economías vulnerables
La conferencia comenzó con advertencias de que países como Zambia, Sri Lanka y Ghana corren el riesgo de colapso económico sin acuerdos inmediatos de reestructuración. "Estamos presenciando una tormenta perfecta de costos de recuperación post-pandemia, necesidades de adaptación climática y tasas de interés en aumento", declaró la secretaria general de la UNCTAD, Rebeca Grynspan.
Marco de negociación toma forma
Las delegaciones se centran en tres áreas clave:
1. Mecanismo de reestructuración de deuda soberana
Un marco propuesto estandarizaría negociaciones entre países acreedores (incluyendo China y miembros del G7) y deudores, evitando negociaciones bilaterales separadas.
2. Canje de deuda por clima
Varios países europeos proponen condonar deuda a cambio de inversiones verificables en proyectos de resiliencia climática.
3. Asignación de derechos especiales de giro
El FMI aboga por redistribuir $100 mil millones en DEGs a los países más endeudados, proporcionando liquidez inmediata sin aumentar la carga de deuda.
Enfoques divergentes de los acreedores
Las conversaciones revelan diferencias significativas entre los principales prestamistas, incluyendo la presión sobre China por préstamos de su iniciativa Belt and Road y la resistencia de fondos de cobertura a reestructuraciones previas.
Los resultados podrían determinar si docenas de países evitan el default y mantienen servicios públicos esenciales, con pagos de deuda consumiendo más del 25% de los ingresos en 25 países en desarrollo.