La moda rápida está creciendo más lentamente debido a la Generación Z y las regulaciones que fomentan alternativas sostenibles como el alquiler y la reventa. El mercado de segunda mano está prosperando y las marcas están bajo presión para adoptar prácticas ecológicas.

El declive de la moda rápida
La moda rápida, alguna vez una fuerza dominante en la industria minorista, está experimentando una desaceleración significativa en su crecimiento. El surgimiento de alternativas sostenibles, como modelos de alquiler y reventa, está cambiando el comportamiento de los consumidores, especialmente entre la Generación Z. La presión regulatoria y la creciente conciencia ambiental están acelerando aún más este cambio.
El auge de las alternativas sostenibles
Marcas como Rent the Runway, ThredUp y Depop están ganando popularidad, ya que los consumidores prefieren la sostenibilidad sobre la moda desechable. Estas plataformas ofrecen opciones de alquiler y reventa, lo que reduce los residuos y promueve economías circulares. Según estudios recientes, el mercado de segunda mano se duplicará para 2026, alcanzando los $77 mil millones.
La Generación Z como impulsora del cambio
Los consumidores más jóvenes lideran la lucha contra la moda rápida. Una encuesta de 2023 mostró que el 75% de los compradores de la Generación Z prefieren marcas sostenibles, y muchos están dispuestos a pagar más por productos respetuosos con el medio ambiente. La influencia de esta demografía está obligando a gigantes tradicionales de la moda rápida como H&M y Zara a reconsiderar sus estrategias.
Presión regulatoria
Los gobiernos de todo el mundo están introduciendo regulaciones más estrictas sobre residuos textiles y prácticas laborales. El plan de acción de la UE para una economía circular y otras iniciativas similares en EE. UU. están obligando a las marcas a adoptar prácticas más sostenibles. El incumplimiento puede resultar en multas elevadas y daños a la reputación.
El futuro de la moda
Aunque la moda rápida no desaparecerá de la noche a la mañana, su dominio está disminuyendo. La industria se encuentra en una encrucijada, donde la sostenibilidad y las prácticas éticas se están volviendo no negociables tanto para los consumidores como para los reguladores. Las marcas que no se adapten corren el riesgo de quedarse atrás.