
La exposición prolongada a la contaminación del aire reduce la función cerebral
Una nueva investigación del University College London revela una preocupante conexión entre la contaminación del aire y el deterioro cognitivo. El estudio analizó casi 25 años de datos de salud de residentes británicos mayores de 50 años y descubrió que la exposición al dióxido de nitrógeno (NO2) y partículas finas (PM2.5) está asociada con reducciones medibles en el funcionamiento cognitivo.
Cómo la contaminación afecta al cerebro
La estadística médica Paola Zaninotto explica que estos contaminantes ingresan al torrente sanguíneo y parecen afectar el lóbulo temporal, responsable de la memoria, el procesamiento del lenguaje y la regulación emocional. Este daño se acumula y puede acelerar la demencia. Incluso los participantes con menor exposición vivían en áreas que superaban el límite de seguridad de la OMS de 5 microgramos por metro cúbico.
Impacto en las políticas públicas
Investigaciones adicionales de la Universidad de Bath muestran que las zonas de bajas emisiones (LEZ) de Londres han reducido el NO2 en un 21% y las partículas finas en un 15% desde su implementación. Esto resultó en un 10% menos de problemas respiratorios y ahorró £37 millones anuales a la economía por reducción de ausentismo y costos médicos.
Consecuencias globales para la salud
Con la contaminación del aire causando aproximadamente 1.5 millones de muertes anuales a nivel mundial, este vínculo cognitivo añade urgencia a los esfuerzos de mitigación. Grandes ciudades como Beijing, Tokio y Berlín han implementado estrategias similares de restricción de emisiones, aunque expertos enfatizan que las medidas actuales son insuficientes para proteger completamente la salud cerebral.