La inflación británica aumentó en abril al 3,5%, superando las expectativas y revirtiendo la tendencia a la baja, principalmente debido a aumentos en la inflación subyacente y los costos de vivienda y servicios.

Ahora que los británicos han dejado atrás el 'Abril Horrible', también queda claro cuál ha sido su impacto. La inflación en el mes de abril alcanzó el 3,5%, considerablemente más alta que el 3,3% que los economistas habían previsto y aún mayor que el 2,6% registrado el mes anterior. Este aumento de la inflación es el mayor incremento mensual desde 2022, cuando los precios subieron incluso más del 10%.
Este fuerte aumento revierte la tendencia a la baja del crecimiento de los precios. En marzo, la inflación había disminuido del 2,8% al 2,6%. Los datos de abril muestran que los aumentos se deben principalmente a la inflación subyacente, que excluye los precios volátiles de productos como energía, alimentos, alcohol y tabaco. En marzo, la inflación subyacente había aumentado un 3,4%.
Dentro de la inflación subyacente, se observa que los aumentos de precios provienen principalmente de los fuertes incrementos en los costos de vivienda, servicios domésticos, transporte, y recreación y cultura. Por otro lado, productos como ropa y calzado subieron menos, lo que moderó parcialmente el aumento general.
Los economistas ya anticipaban un aumento de la inflación en abril. Los medios británicos habían bautizado el mes como 'Abril Horrible' debido a los numerosos aumentos de precios anunciados. Servicios como internet, telefonía, agua y energía anunciaron subidas de precios. Además, los costos laborales para muchas empresas también aumentaron ese mes debido a un salario mínimo más alto y mayores impuestos sobre la nómina para los empleadores.
El Banco de Inglaterra ya había advertido que se avecinaba un aumento de la inflación, con una tasa de inflación del 3,7% prevista para el tercer trimestre. Este incremento se atribuiría principalmente al alza de los costos fijos, como los precios de la energía y el agua.