El auge de medicamentos para bajar de peso como Ozempic y Wegovy no solo está cambiando vidas individuales, sino también industrias enteras, desde alimentos y fitness hasta atención médica. Originalmente desarrollados para la diabetes tipo 2, estos medicamentos han ganado popularidad por su capacidad para promover una pérdida de peso significativa con cambios mínimos en el estilo de vida.
La semaglutida, ingrediente activo en Ozempic y Wegovy, actúa imitando la hormona GLP-1, que regula el apetito y la producción de insulina. Aprobada para uso médico en EE. UU. en 2017, la semaglutida ha revolucionado el tratamiento de la obesidad, con más de 13 millones de recetas solo en 2022.
El impacto de estos medicamentos va más allá de la salud. La industria alimentaria enfrenta una menor demanda de snacks altos en calorías y bebidas azucaradas, ya que los usuarios reportan menos hambre. Los gimnasios están adaptando sus servicios para atender a quienes, a pesar de perder peso, buscan mantener masa muscular y salud general.
Sin embargo, su rápida adopción también ha generado preocupaciones. Efectos secundarios como náuseas, vómitos y problemas gastrointestinales son comunes, y los riesgos a largo plazo, como posibles vínculos con tumores de tiroides y afecciones oculares, siguen bajo investigación. A pesar de estos desafíos, la economía Ozempic no muestra señales de desaceleración, con Novo Nordisk, su fabricante, reportando ganancias récord.
A medida que el mercado de estos medicamentos crece, los actores de diversas industrias se preparan para más disrupciones. La pregunta ahora no es solo cómo estos fármacos cambiarán resultados de salud individuales, sino también cómo redefinirán el panorama económico en general.