Hipocresía conservadora expuesta en debate sobre libertad de expresión
En un notable cambio de principios, prominentes conservadores estadounidenses que alguna vez defendieron la libertad de expresión absoluta ahora lideran llamados a la censura tras el asesinato del activista Charlie Kirk. El tiroteo del 10 de septiembre en la Universidad del Valle de Utah ha provocado un cambio sísmico en el panorama político.
Retórica alarmante del gobierno
La Fiscal General Pam Bondi marcó el tono al declarar que el gobierno "absolutamente tomaría como objetivo" a aquellos que difunden declaraciones de odio sobre Kirk, a pesar de que el discurso de odio está constitucionalmente protegido a menos que incite directamente a la violencia. "Están borrando abiertamente la distinción entre protesta política y violencia política," dijo Aaron Terr de la Fundación para los Derechos y la Expresión Individual.
Purga mediática y académica
La víctima más visible es el presentador Jimmy Kimmel, cuyo programa fue suspendido por ABC tras la presión del presidente de la FCC, Brendan Carr. Tres profesores de la Universidad Clemson fueron despedidos por publicaciones en redes sociales sobre la muerte de Kirk, y el Washington Post despidió a la columnista Karen Attiah por sus artículos críticos.
Contexto histórico y reacción conservadora
Algunas voces conservadoras advierten sobre las consecuencias. El comentarista Matt Walsh dijo: "Cada partidario de Trump que ahora aplaude también debe aplaudir cuando un presidente demócrata amenace a Fox News" en el futuro. El propio Kirk escribió el año pasado que "el discurso de odio legalmente no existe en Estados Unidos... TODO está protegido por la Primera Enmienda."
Los juristas expresan profunda preocupación por el enfoque del gobierno. "Es un intento sin precedentes de utilizar cada palanca de poder disponible para suprimir la disidencia," dijo Katie Fallow del Knight First Amendment Institute.