A medida que crecen las inversiones ESG, aumentan las preocupaciones sobre el greenwashing. Reguladores como la UE y la SEC están endureciendo las reglas, pero se necesitan métricas estandarizadas y transparencia para garantizar la autenticidad.

Las métricas de Medio Ambiente, Social y Gobernanza (ESG) se han convertido en un pilar de la responsabilidad empresarial moderna, con más de $30 billones en activos gestionados vinculados a principios ESG. A medida que crece la popularidad de las inversiones ESG, también aumentan las preocupaciones sobre la autenticidad de los informes corporativos sobre el clima. Los críticos argumentan que muchas empresas participan en el "greenwashing", exagerando o tergiversando su desempeño ambiental para parecer más sostenibles de lo que realmente son.
El auge de ESG y sus desafíos
Las inversiones ESG surgieron de una iniciativa de la ONU en 2004 titulada "Who Cares Wins" y desde entonces se han convertido en un fenómeno global. Aunque busca alinear el rendimiento financiero con objetivos ambientales y sociales, la falta de métricas estandarizadas ha llevado a inconsistencias en los informes. Las empresas a menudo seleccionan datos o utilizan lenguaje vago para pintar una imagen más favorable de sus esfuerzos de sostenibilidad.
Respuestas regulatorias al greenwashing
Los reguladores de todo el mundo están intensificando sus esfuerzos para combatir el greenwashing. La Unión Europea ha introducido el Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles (SFDR), que requiere que las empresas revelen cómo integran los riesgos ESG en sus decisiones de inversión. De manera similar, la Comisión de Bolsa y Valores de EE. UU. (SEC) está endureciendo las reglas sobre divulgaciones relacionadas con el clima, con propuestas que exigen informes detallados sobre emisiones de carbono y riesgos climáticos.
El camino a seguir
Aunque las medidas regulatorias son un paso en la dirección correcta, los expertos enfatizan la necesidad de mayor transparencia y rendición de cuentas. Estandarizar las métricas ESG y aplicar sanciones más estrictas por engaño pueden ayudar a restaurar la confianza en los informes corporativos sobre el clima. Mientras tanto, los inversores y consumidores deben permanecer vigilantes y evaluar críticamente las afirmaciones para distinguir los verdaderos esfuerzos de sostenibilidad del mero greenwashing.