Un estudio confirma que las arrugas en los dedos por exposición prolongada al agua siempre siguen los mismos patrones, con posibles aplicaciones forenses.

Una nueva investigación de la Universidad de Binghamton ha descubierto que las arrugas que se forman en los dedos después de una exposición prolongada al agua siempre siguen el mismo patrón. El estudio, publicado en el Journal of the Mechanical Behavior of Biomedical Materials, implicó sumergir los dedos de los participantes en agua durante 30 minutos y fotografiar las arrugas resultantes. El experimento se repitió después de 24 horas, y los patrones resultaron idénticos.
Los hallazgos confirman que las crestas y surcos en forma de bucle en los dedos arrugados son consistentes en múltiples exposiciones al agua. Esto coincide con investigaciones anteriores que sugieren que la exposición prolongada al agua hace que los vasos sanguíneos bajo la piel se contraigan, lo que provoca arrugas. El estudio también mostró que las personas con daño nervioso en los dedos no desarrollan estas arrugas.
Además de ser un hecho biológico fascinante, esta investigación podría tener implicaciones en la ciencia forense, especialmente en la identificación de cuerpos que han estado sumergidos en agua durante mucho tiempo.