
El mes pasado, el descubrimiento de una molécula en la atmósfera del distante planeta K2-18b apuntaba a una posible vida. Sin embargo, una nueva investigación modera el entusiasmo.
Los científicos de la Universidad de Chicago sugieren que la molécula podría haber sido malinterpretada. Sus hallazgos, que se publicarán próximamente en Astronomy and Astrophysics Letters, indican que la señal atribuida al dimetilsulfuro (DMS) podría en realidad ser etano, una sustancia menos emocionante.
La emoción inicial surgió de las observaciones del telescopio James Webb, que detectó posibles signos de DMS, una molécula asociada con la vida en la Tierra. Sin embargo, el nuevo estudio subraya la ambigüedad en estas interpretaciones y aboga por un análisis más riguroso.